Que el mundo editorial es injusto lo sabemos todos. Cuántas veces hemos leído una novela de una gran editorial, avalada por la crítica y con una campaña de marketing tremenda, cuando no con un renombrado premio a sus espaldas, y, al leerla, nos hemos quedado con una terrible sensación de estafa. Y, por contra, cuántas veces hemos leído otra, de una editorial más pequeña, que nos ha encantado, que ha sido un gran descubrimiento, que habría merecido más éxito y que, sin embargo, ni siquiera llega a las estanterías de algunas librerías.
Pues esto es lo que ha pasado con
Respirar por la herida, de Víctor del Árbol.
Este año he leído unas ochenta novelas, casi todas reseñadas en este blog, de géneros variados, desde novela histórica a erótica, pero principalmente novela negra y policíaca y creedme cuando os digo que
Respirar por la herida ha sido lo mejor no sólo del año sino de hace mucho tiempo.
Había visto reseñas positivas en varios blogs, una campaña a su favor de David en Cruce de caminos, y tenía muchas ganas de que cayese en mis manos. Así que, cuando fui la afortunada ganadora de un ejemplar gracias a Kayena, se fue directamente del paquete de correos a mi mesilla de noche.
Víctor del Árbol
(Barcelona, 1968) es escritor de nacimiento. Es el mayor de seis hermanos y su madre le dejaba en la biblioteca desde la salida del colegio hasta la hora de cenar para poder acudir a su trabajo de limpiadora. Esto le permitió leer multitud de libros que alimentaron su vocación de escritor. Fue seminarista durante cinco años, en el seminario de Ntra. Sra. de Montealegre, para más tarde cursar estudios de Historia en la Universidad de Barcelona y trabajar de Mosso d´esquadra para la Generalitat, trabajo que le ha permitido acercarse, desde 1992, al aspecto más humano de las personas, a las que describe de forma magistral en sus obras. Recibió el Premio Tiflos por su primera novela, El peso de los muertos, con un prestigioso jurado formado, entre otros, por Luis Mateo Díez, Soledad Puértolas y Manuel Longares. Con esta nueva novela Víctor del Árbol se situará, sin duda, entre los mejores escritores españoles de la actualidad.
Respirar por la herida
Reseña del editor:
Quizás Dios juega a los dados con el destino de los mortales, desperdigando las piezas de un rompecabezas que siempre vuelve a unirse de un modo u otro. Acaso sea el azar el que nos arrebata aquello que más amamos, pero puede que todo lo que nos ocurre no sea sino el resultado de nuestros propios actos. Estas son las preguntas que atormentan a Eduardo, un pintor para quien nada tiene sentido tras la muerte de su mujer y su hija en un accidente de coche. Una famosa violoncelista, Gloria Tagger, le dará una razón para seguir viviendo al contratarlo para pintar un cuadro: el retrato de Arthur, el autor de la muerte de su hijo. Aceptar ese reto desencadena una cascada de sentimientos que durante muchos años han permanecido ocultos; con cada pincelada, Eduardo va abriendo puertas que habría sido mejor mantener cerradas, pero que, una vez abiertas, nada ni nadie podrá volver a cerrar.
En Respirar por la herida, con una trama perfectamente urdida y una intensidad descarnada, el dolor y la culpa desbordan los límites de sus protagonistas, con una precisión y una psicología digna del maestro en que se ha convertido ya su autor, Víctor del Árbol (premio Le Prix du Polar Européen a la mejor novela negra europea por
La tristeza del samurái, Editorial Alrevés, 2011).
Mi lectura:
"El paisaje no miente pero la mirada lo disfraza, de modo que cada vez el mismo lugar es distinto, como si lo que vemos fuera un reflejo de nuestro estado de ánimo."
Con esta frase Víctor del Árbol abre el prefacio de la novela y con ella me atrapó en una lectura que no podía soltar.
Eduardo es un pintor que lleva años sumido en un pozo de tristeza y depresión, desde que su mujer y su hija fallecieron en un accidente de tráfico. Atormentado, alcoholizado, con varios intentos de suicidio a sus espaldas y en tratamiento, subsiste pintando retratos por encargo.
"Pero él no estaba loco. Solo estaba muerto."
Olga, su marchante y apoyo durante estos años, lo pone en contacto con Gloria Tagger, una famosa violinista que también perdió a su único hijo. Ninguno de los dos han superado las pérdidas de sus familiares pero mientras uno se rinde ante el dolor la otra lleva años rumiando una venganza que es lo único que la mantiene viva. Gloria quiere un retrato de Arthur, el hombre que atropeyó a su hijo mientras conducía borracho, un empresario que ha triunfado siguiendo un turbio camino y que acaba de salir de la cárcel. En ese accidente también murió la hija del Armenio, un peligroso delincuente, que ha jurado venganza. Por otra parte la hija de Arthur lleva todo este tiempo desaparecida y para encontrarla contrata a un extorturador de la policía de la Chile de Pinochet.
En palabras de Víctor del Árbol "[...] una novela tiene que tener nervio narrativo, una trama que sea cuanto más compacta mejor y una propuesta atractiva para el lector. Pero para mí eso se consigue sobre todo a través de los personajes." Y en
Respirar por la herida tenemos todo eso y mucho más. Tenemos una buena historia, una trama perfectamente urdida, muy bien contada a un buen ritmo, pero sobre todo lo que tenemos son unos grandísimos personajes angustiados por el dolor y la culpa.
Si bien Eduardo es el eje de la historia, el nexo, los secundarios van creciendo poco a poco. Pero no a petición de la historia sino que son los personajes mismos los que la van formando. Como historias dentro del argumento principal estos secundarios van creciendo hasta hacerse imprescindibles.
Lo que estos personajes tienen en común son las cicatrices. Algunas son físicas, como las de Eduardo o las de su casera Graciela, pero a todos les unen las peores, las cicatrices del alma, las que tienen peor cura, las que más duelen.
Perfecto el retrato que el autor nos hace de ellos, podemos sentir su dolor, su frustración, sus ansias de venganza,...
Y con este argumento y estos personajes el autor teje una trama perfecta, con una prosa fluida y unos diálogos inteligentes, y dura, durísima. Cada personaje nos cuenta su historia siguiendo unas líneas que en principio parecen paralelas pero que convergen, magistralmente, en algún punto con las de otro creando una tela de araña en la que, como lectora, me quedé atrapada.
He leído en varias entrevistas que Víctor del Árbol no encuadra esta novela como negra. Quizás tema el encasillamiento tras
La tristeza del samurái. Pero yo, a riesgo de parecer osada, sí pienso que lo es. No una novela negra en el sentido policíaco con sus crímenes y sus detectives intentando resolverlos. Una novela negra con mayúsculas con un ambiente deprimido, asfixiante a veces, unos personajes psicológicamente torturados por fantasmas del pasado, donde la muerte está muy presente
Es una pena que la edición no esté un poco más cuidada en cuanto a calidad del papel e impresión pero esto es lo único negativo que tendría que decir acerca de esta magnífica novela.
Ficha técnica:
Editorial Alrevés, 2013
528 páginas
ISBN: 978-84-15098-79-9
Precio: Rústica con solapas: 20,00 €; Ebook: 4,99 €
xxxxx Buena lectura