miércoles, 13 de noviembre de 2013

Niños de tiza, David Torres

Ganadora del Premio Tigre Juan; galardón de mi ciudad, Oviedo, que se concede a la mejor obra narrativa en castellano publicada en los anteriores doce meses a la convocatoria del certamen; y del  Premio Hammett a la mejor novela policíaca de 2008 escrita en español que otorga la Semana Negra de Gijón; Niños de tiza, de David Torres, es un libro que viene bien recomendado. Aún así no lo había leído. Pero con estas referencias se vino conmigo, debajo del brazo, desde la biblioteca hasta mi casa.




Sinopsis:

"En mi barrio vivía una sirena..." Cuando Roberto Esteban regresa al barrio donde transcurrió su infancia, los recuerdos se despiertan: los juegos callejeros, los amigos perdidos, los pollitos de colores, la leyenda urbana de la Mano Negra y los rescoldos de un viejo amor imposible: Lola. Sobre todos ellos planea el recuerdo de Gema, la sirena, una niña minusválida que murió ahogada en la piscina municipal. El misterio de su lejana muerte sale de nuevo a flote en medio de una trama criminal relacionada con la recalificación de terrenos en el Madrid olímpico y con viejos amigos y enemigos de la niñez: Romero, el Lenteja y Richi, con los que Roberto va a jugar, esta vez a vida o muerte, otra partida de policías y ladrones.

Niños de tiza recupera para la literatura un escenario cercano pero apenas utilizado: el de quienes crecieron en los años finales de la dictadura en los barrios periféricos, entre traficantes de heroína, curas rojos, madres abnegadas y bandas callejeras. Bajo el ropaje de una novela negra y la guía de Roberto Esteban (el inolvidable protagonista de El gran silencio), David Torres pinta por primera vez la Transición en pantalones cortos, un evocador retrato de la nostalgia, el amor y el paraíso perdido de la infancia. Divertida y conmovedora, escrita con una prosa plástica, expresiva y poderosa


Mi lectura:

Roberto Esteban, un ex boxeador que ahora se gana la vida como matón, ex alcohólico y medio sordo, secuela de un combate, regresa al barrio de su infancia para cuidar a su madre viuda convaleciente de una operación de varices. Ella y su avara tía son la única familia que le queda. Con su regreso se despiertan los recuerdos de una infancia marcada por la muerte de Gema, una niña paralítica, ahogada en la piscina a la que su padre la llevaba.

 "Lo sabía desde el primer día, desde que Pedrín, sentado a mi lado en el pupitre, me tiró de la manga de la chaqueta y me susurró al oído que habían encontrado a Gema flotando en la piscina. Desde entonces, desde que se estableció casi de inmediato la versión oficial, yo sabía que no podía ser cierto, que Gema nadaba demasiado bien para haberse ahogado, que nunca habría cometido la tontería de ir a nadar sola a la piscina, a las ocho de la mañana, y menos aun con la ropa puesta." p. 286

Niños de tiza está narrada en dos tiempos: el presente y el recuerdo.
Nos cuenta la historia de Roberto Esteban, un niño nacido en el barrio de San Blas pero fácilmente extrapolable a cualquier barrio obrero de otra ciudad española. Un niño de una generación a la que le costó trabajo encontrar su camino. Hijos de unos padres educados en la dictadura, y nacidos ellos en su última etapa. La última generación que jugó en la calle, que solo volvía a casa a por el bocadillo de la merienda para volver a salir. Donde no existían conceptos como acoso escolar sino que en el colegio imperaba la ley del más fuerte y los maestros aún infringían castigos físicos. La generación que, al crecer, descubrió la heroína, que se llevó a más de uno e hizo que otros tantos acabasen en la cárcel. Y envuelto en este ambiente una trama negra que, en mi opinión, se queda en un segundo plano debido a la fuerza de los personajes, al buen oficio con que David Torres nos transmite hechos y sentimientos.
Y también nos cuenta la historia del Roberto Esteban adulto, un hombre que tras terminar su carrera en el boxeo no termina de encontrar su lugar en este mundo que ha cambiado tanto, que se dedica a lo que mejor sabe hacer: pegar. Sus únicos trabajos son de portero de discoteca o de matón. En un barrio al que se le ha lavado la cara con la vista puesta en la candidatura olímpica aparecen la corrupción y la especulación de los que David Torres hace una acertada crítica.

Es una novela que va de menos a más. Es cierto que el principio puede ser un poco lento, demasiado lleno de nostalgia de la infancia perdida, de lo que pudo ser y no fue. Pero una vez que coges el ritmo y te metes dentro de la novela no puedes volver a soltarla ya que el interés se mantiene hasta el final.
La trama está muy bien desarrollada, la intriga dosificada y tiene ritmo. Sin embargo lo que más me ha gustado es la prosa del autor, desconocido para mí hasta ahora. Y es que David Torres hace gala de un gran dominio del lenguaje, del uso de la metáfora, introduce unos diálogos inteligentes y salpica todo el relato con una ironía que, personalmente es el sentido del humor que más me gusta.

En este enlace podéis leer el primer capítulo.


Ficha técnica:

Editorial Algaida. Colección: Algaida LiterariaPREMIO TIGRE JUAN
416 páginas
Fecha de publicación: Abril de 2008
ISBN: 978-84-9877-121-3
Precio: Tapa dura: 21,15 €; ebook: 4,49 €




xxxxx Buena lectura

3 comentarios:

  1. Has conseguido despertar mi atención con este libro. Me lo apunto!
    Besotes!!!

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  2. Parece una buena lectura, pero no creo que la incluya entre los que me gustaría leer en breve. 1beso!

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