Hace años leí La verdad sobre el caso Savolta, primera novela de Eduardo Mendoza. No es que no me gustara pero por hache o por be no repetí con este autor y eso que tenía muchas ganas de leer la serie protagonizada por ese detective loco del que tan positivas reseñas veía publicadas. Con la intención de ponerle remedio y comprobar de primera mano si compartía esa opinión, en mi línea, comienzo por el principio: El misterio de la cripta embrujada.
Sinopsis:
Las enigmáticas desapariciones de niñas del colegio de las madres lazaristas de San Gervasio son el punto de inicio de la aventura indagatoria que tiene como protagonista a un cliente del manicomio, quien, obligado a convertirse en investigador, se verá envuelto en toda clase de percances de los que logrará salir llevando a cabo su cometido y descubriendo una intrincada farsa de gente pudiente.
Aparentemente nivelada y lisa, la escritura de Mendoza constituye un espléndido ejemplo de investigación literaria personal, ajena a todo mimetismo, que ahonda en las posibilidades de volver del revés, sin infringirlas a primera vista, las posibilidades del relato tradicional, e indagar así -como un buen detective, o como un personaje de Henry James- en el dibujo que se nos muestra al dorso del tapiz de la trama. Una farsa burlesca y una sátira moral y social que tiene sus raíces últimas en la picaresca y en el modelo cervantino.
Mi lectura:
Hace seis años, en el colegio de las madres lazaristas de San Gervasio, un internado femenino al que acuden las hijas de las mejores familias de Barcelona, una de las alumnas desapareció de la habitación durante la noche sin dejar rastro. A la mañana siguiente los padres informaron al comisario Flores, que investigaba el caso, de que ésta había aparecido sin daño alguno.
La situación vuelve a repetirse. Otra niña ha desaparecido en similares circunstancias y en esta ocasión el comisario recurre a un interno en un sanatorio mental para que les ayude en las pesquisas, quien accede pues a cambio de resolver el misterio obtendrá su libertad.
Y entre medias una hermana puta, un sueco muerto o un jardinero, entre otros, le harán ser protagonista de escenas de lo más divertido.
"Necesitamos, por ello, una persona conocedora de los ambientes menos gratos de nuestra sociedad, cuyo nombre pueda ensuciarse sin perjuicio de nadie, capaz de realizar por nosotros el trabajo y de la que, llegado el momento, podamos desembarazarnos sin empacho." p. 35
Se trata de un personaje curioso, del que no conoceremos el nombre, y que, además de protagonista, será quien nos narre la historia, dirigiéndose a nosotros, los lectores.
"[...] soy, en efecto, o fui, más bien, y no de forma alternativa sino cumulativamente, un loco, un malvado, un delincuente y una persona de instrucción y cultura deficientes, [...]" p. 22
A pesar de ello hilará una crónica hilarante y esperpéntica en la que Eduardo Mendoza pone a su servicio un magistral dominio del idioma. Y lo hace de manera que no chirría. Pone en boca de su protagonista un lenguaje culto, rimbombante, con expresiones en desuso, pero lo hace de manera fluida, quizás como homenaje a los grandes clásicos de las letras españolas. Y es que podríamos ver en este anónimo loco a un nuevo Quijote al que le ocurren y se le ocurren toda suerte de disparates cuando sale del sanatorio o por su carácter satítico a un nuevo Lazarillo.
"Buenos días nos dé Dios. ¿Tengo por ventura el honor de hablar con el jardinero de esta magnífica institución?"
El misterio de la cripta embrujada encierra más de una lectura, desde el simple entretenimiento a la más mordaz crítica, y en ella encontramos reflexiones divertidas a la par que muy inteligentes.
"Con este consuelo me metí en la cama y traté de dormirme repitiendo para mis adentros la hora en que quería despertarme, pues sé que el subconsciente, además de desvirtuar nuestra infancia, tergiversar nuestros afectos, recordarnos lo que ansiamos olvidar, revelarnos nuestra abyecta condición y destrozarnos, en suma, la vida, cuando se le antoja y a modo de compensación, hace las veces de despertador".
Ambientada en una Barcelona oscura, por los ambientes en los que el protagonista se mueve y por que casi siempre la acción se desarrolla durante la noche, Mendoza no nos hace un gran dibujo paisajístico de la ciudad pero sí de su paisanaje. Una burguesía a la que mueve la apariencia y una clase baja que simplemente lucha por sobrevivir con lo que tiene a mano.
De lo anterior creo que es fácil colegir que la novela me gustó y que recomiendo su lectura. Sólo le pondría un pero: el final. Me pareció un cierre precipitado que desinfló mis las buenas sensaciones que iba teniendo a medida que la historia avanzaba.
Pero no lo tengáis en cuenta. Aunque no os atraiga el argumento o no os interese la crítica social que encierra no dejéis de acercaros a este título ni a este autor. Su forma de escribir y su manejo del idioma son magistrales.
Ficha técnica:
El misterio de la cripta embrujada
Eduardo Mendoza
Editorial Seix Barral
Tapa blanda
208 páginas
ISBN: 8432231495
De esta serie leí "El enredo de la bolsa y la vida", algún día leeré este y los que me faltan. Y en el instituto leí "Sin noticias de Gurb", a ver si sigo con las obras de este autor.
ResponderEliminarBesitos
Tengo pendiente el libro desde hace un montón, es un autor que me gusta mucho =)
ResponderEliminarBesotes
Me encantó este libro! Me alegra que también lo hayas disfrutado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Raquel también lo leí para la yincana y me gustó como escribe el autor y la ironía, una historia diferente e interesante. Gracias por la reseña.
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