Ediciones Versátil, en su colección Off Versátil de novela negra, thriller y misterio, ha conseguido reunir una buena selección de títulos con una edición muy cuidada y unas portadas atrayentes, apostando por nuevos autores.
El sueño del depredador llegó a mis manos el año pasado. Pero con el parón que hice en mis compromisos lectores y en el blog su lectura fue quedando relegada. Recuperado el ánimo y el interés en el blog le ha llegado el turno.
Sinopsis:
En un control rutinario en la carretera de entrada a Zaragoza, la Policía detiene un vehículo sospechoso. En su interior encuentran varios cerdos muertos y diversos instrumentos para desollarlos, algo extraño, pero no especialmente preocupante… si no fuera porque en la boca de uno de los animales aparece un dedo humano…
Laura Beltrán, la nueva subinspectora de la Brigada Provincial de Homicidios, y su superior, Santiago Herrera, un veterano inspector, se verán envueltos en un abanico de asesinatos que combinan el sadismo y los enigmas de la psicopatía con las inquietudes propias del comportamiento humano.
Mi lectura:
Óscar Bribián nos presenta en El sueño del depredador una novela negra que engancha. Nos lleva a Zaragoza, un escenario que no es habitual en este género que poco a poco va ampliando decorados y saliendo de Madrid o Barcelona.
Inicialmente la novela tiene dos tramas en las que los capítulos se van alternando. Por un lado tenemos el caso policial. Unos rumanos son detenidos en un control policial de carretera. En el maletero del vehículo llevan dos cerdos muertos. Podría haberse quedado en un simple robo de no ser por que en la boca de uno de ellos aparece un dedo humano. El inspector Santiago Herrera y la recién llegada subinspectora Laura Beltrán se hacen cargo de una investigación de asesinato que se complicará a cada paso.
La trama secundaria es, para mí, más interesante que la anterior. En ella conocemos a Ismael, un niño inquietante y perverso que crece en un hogar desestructurado. Con un padre maltratador y una madre que capea como puede el temporal, el pequeño comienza matando insectos, jugando con fuego e imaginando que a sus compañeros les suceden cosas terribles aumentando poco a poco el nivel de violencia. Solitario e inadaptado vemos la evolución de un personaje con una mente enferma.
Inicialmente ambos hilos parecen no tener relación pero sabemos que tarde o temprano van a converger y lo hacen sin chirriar por mucho que el final sea inquietante e incluso diría que terrorífico.
La novela, en general, tiene buen ritmo, a lo que ayuda la corta extensión de los capítulos, salvo en la parte central en la que decae un poco al desarrollar la historia personal de los dos policías al frente del caso.
Ambos tienen mucho en común, divorciados y con un hijo, sacrifican su tiempo con él por su trabajo. Pero también diferencias. Ninguno de los dos me ha caído especialmente bien.
Tanto ellos como los secundarios que les acompañan, pero especialmente el niño, son personajes bien perfilados y construidos.
Santiago empieza a estar quemado. Al frente del equipo, sus tareas se ven incrementadas por la burocracia a la que tiene que hacer frente. En momentos puntuales esnifa cocaína pero es un consumo que se le empieza a ir de las manos. Está divorciado y tiene un hijo del que se lamenta no poder ver todo lo quisiera aunque por otro lado no pone mucho de su parte para ello anteponiendo su trabajo a las visitas que tiene asignadas.
Le he notado al autor cierto corporativismo respecto a este personaje en particular y, en general, respecto a la actuación policial a lo largo de toda la novela. Por algo él también es policía.
"Antes nos respetaban a base de hostias. Ahora nos insultan sin que podamos darles su merecido [...]"
Por contra Laura acaba de trasladarse a la unidad. Afronta el trabajo con vocación y ganas. Arrastra un pasado duro y parece tener algo que demostrarse así misma y frente a los demás. También tiene un hijo cuya crianza afronta sola. Al igual que Santiago sacrifica parte del tiempo que podría estar con él en favor de la investigación.
Con Ismael el autor ha logrado un personaje de ésos que no se olvidan fácilmente. Es inquietante ver la evolución psicópata de este niño y a la vez se siente cierta impotencia al asistir como espectadores al de hogar en el que tiene que crecer sin que nadie parezca darse cuenta y sin que nadie reaccione, ni siquiera su madre. Totalmente carente de empatía, incapaz de mostrar ningún sentimiento, comienza torturando insectos y pasa a atacar a sus compañeros en una escalada que se adivina irá a más caso de haber futuras entregas.
En la parte negativa diría que a Bribián le falta madurar un poco como escritor. Aparecen expresiones como "disponía de una buena disponibilidad horaria" (p.87) en las que me pareció que le faltaba una vuelta al libro.
A pesar de ello consigue una novela en la que el caso policial está bien presentado, planteado y resuelto (se le nota el oficio y el conocimiento de los métodos policiales desde dentro) con un toque de intriga que apunta a algo mayor. Algo que aterra, de lo que tirar en una posible futura entrega. Y es que al terminar la lectura me quedé con la sensación de haber leído el prólogo de una obra mayor, que está por venir, que Ismael apunta a un personaje cuya maduración daría mucho juego, en cuyo caso apostaría por Óscar Bribián.
En este enlace podéis empezar a leer la novela.
Muchas gracias a Ediciones Versátil por el envío del ejemplar.
Ficha técnica:
El sueño del depredador
Óscar Bribián
Ediciones Versátil. Colección Off Versátil
Fecha de publicación: 6 octubre de 2014
240 páginas
Rústica con solapas
ISBN: 978-84-942257-0-3
Precio: 16 €
Tiene muy buena pinta y me ha gustado mucho tu reseña, besotes
ResponderEliminarNo conocía este libro. Y me dejas con ganas de conocer a Ismael, aunque me voy a angustiar con él.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues a pesar de que al autor aún le falte evolucionar, la novela me parece una buena opción de lectura y no me importaría nada acercarme a ella.
ResponderEliminarUn beso.
Pues a pesar de que al autor aún le falte evolucionar, la novela me parece una buena opción de lectura y no me importaría nada acercarme a ella.
ResponderEliminarUn beso.